Introducción
El
orden Crocodilia engloba a grandes reptiles, pertenecientes a las familias
Crocodylidae (cocodrilos), Alligatoridae (aligátores, caimanes), Gavialidae
(gaviales) y a un gran número de taxones fósiles. A nivel popular suele usarse
el término “cocodrilo” para denominar a cualquier miembro de dichas familias.
El grupo de los “cocodrilos” es antiguo, con más de 200 millones de años de
historia. Hay cientos de formas fósiles que son el resultado de la adaptación
al medio en el transcurso del tiempo. Vivieron y viven en aguas dulces y
saladas de zonas tropicales y subtropicales.
En
Sobrarbe hay restos fósiles de cocodrilos que vivieron hace más de cuarenta
millones de años, en el Eoceno, más concretamente en el Luteciense. Hubo al menos
cinco géneros diferentes, entre ellos “Lamatasuchus”,
Pristichampsus y Diplocynodon.
Sabemos de su existencia, principalmente, por los dientes fósiles y los restos
mandibulares encontrados[1].
Los osteodermos son placas óseas de origen dérmico, ubicadas sobre la
epidermis y cubiertas por una capa de queratina (escamas córneas)[2]. Estas osificaciones no forman parte del esqueleto. Varios
tipos de animales tuvieron, y tienen, osteodermos, como algunos mamíferos y,
sobretodo, reptiles, entre ellos los arcosaurios.
En
los cocodrilos la función prioritaria que desempeñan los osteodermos es la
captación de calor, actuando como si fueran celdas solares, estando bien
vascularizados, calentándose la sangre al pasar por estas estructuras óseas,
distribuyendo el calor por todo el cuerpo, incrementando la actividad del
animal. Otra función importante de los osteodermos es la protección del
cocodrilo ante ataques de otros animales, puesto que ocupan su zona dorsal. Los
osteodermos están en contacto unos con otros, formando una fuerte armadura
protectora.
En
la actualidad algunas especies, como los cocodrilos de agua salada, no presentan
osteodermos en la zona ventral y los laterales, lo que mejora su flexibilidad y
el nado, a cambio de una pérdida de protección. La presencia de osteodermos es
importante en los caimanes y aligátores chinos, sobre todo en los ejemplares
adultos[3].
Material
estudiado y entorno geológico
Se han estudiado dos osteodermos que fueron hallados en el sector
meridional y oriental de la Cuenca eocena de Aínsa, englobada en la Cuenca de
Graus-Tremp, que forma parte de la Cuenca Surpirenaica Central, alineada
paralela al Pirineo.La Cuenca de Aínsa adquirió cierta autonomía y aislamiento gracias a la actividad tectónica y la formación de los anticlinales de Boltaña y Mediano, orientados N-S. En ella es posible reconocer una enorme diversidad de ambientes sedimentarios, desde deltaicos al sur (Formación Sobrarbe) hasta marinos profundos en la zona de Aínsa-Boltaña (Formación San Vicente). En el transcurso de varios millones de años dicha cuenca se fue rellenando, actuando simultáneamente tectónica y sedimentación.
Los dos osteodermos fueron recolectados en la Formación Sobrarbe, en dos
yacimientos: S3 y L8.
El yacimiento S3 se ubica al
oeste de Samitier, término municipal de La Fueva. Se trata de un estrato de
arenisca gris azulada, de varios metros de espesor. La arenisca es de grano
medio y grueso, habiendo localmente cantos rodados de un diámetro superior al
centímetro. En superficie, la roca puede estar alterada y transformada en arena,
pero en profundidad se presenta con una gran dureza y buena cementación. Hay
algunos niveles, de espesor variable, que son ricos en materia orgánica,
observándose pequeños lentejones de carbón. A techo de este estrato se hallan
unas margas gris-azuladas.
En este estrato hay pequeños fósiles de gasterópodos y bivalvos, siendo frecuentes
los ostréidos. Localmente hay moldes internos de bivalvos de mayor tamaño, de
varios centímetros de longitud. Los fósiles de invertebrados son abundantes, dispersos
en una zona de unos 400 metros cuadrados de superficie. El osteodermo fue
localizado a un metro de una mandíbula de cocodrilo longirrostro de gran
tamaño.
El yacimiento L8 se emplaza al
norte de La Pardina, término municipal de Aínsa-Sobrarbe. Margas gris azuladas
de espesor métrico. Presencia en superficie de fragmentos de placa del caparazón
de tortuga, e invertebrados, principalmente gasterópodos del género Potamides y afines.
Osteodermo del
yacimiento S3
Es de gran tamaño y grosor, alcanzando 59,6 mm la dimensión máxima en
diagonal. Grosor máximo de 13,3 mm, asociado con la cresta. Contorno
trapezoidal. Superficie dorsal convexa, con ornamentación alveolar. Alveolos de
distribución irregular y tamaño variable, habiendo grandes diferencias entre
ellos. Cresta
medial que recorre longitudinalmente parte de la superficie dorsal.
La superficie ventral es cóncava, lisa y con finos orificios asociados a
algunos alveolos de la superficie dorsal.
Osteodermo del
yacimiento L8
Es de menor tamaño que el anterior, teniendo 30,5 mm la dimensión máxima en
diagonal. Grosor elevado, alcanzando un máximo de casi 10 mm, asociado con la
cresta. Contorno de rectangular a trapezoidal. Superficie dorsal marcadamente
convexa, con ornamentación alveolar. Alveolos grandes y abundantes, siendo su
contorno circular o elíptico. Cresta medial muy desarrollada, recorriendo longitudinalmente
la superficie dorsal. Superficie ventral cóncava, lisa y con cinco finos
orificios bien marcados y de distribución irregular.
Deducciones
En la Cuenca eocena del Duero se describieron cuatro morfotipos de
osteodermos, con una distribución relacionada con los dientes de diversos
géneros de cocodrilo, deduciéndose una correlación tal que permitía asignar
dichos morfotipos con los géneros de cocodrilo descritos en la zona[4].
En la Cuenca de Aínsa los registros de osteodermos son de momento mucho más
escasos. El osteodermo del yacimiento S3 hay que ponerlo en relación con “Lamatasuchus”, un cocodrilo longirrostro
de gran tamaño, ausente en la Cuenca del Duero. El osteodermo del yacimiento L8
podría corresponder al género Asiatosuchus
sp., aunque con reservas.
[1] CARDIEL LALUEZA, J
(2012), “Vertebrados fósiles de Sobrarbe”. Revista de l´Institut Català de
Mineralogia, Gemologia i Paleontologia, época V, nº 34/35 (2012), pp. 51-54.
[2] THIAGO DA SILVA MARINHO et al. (2006), “Morfologia de Osteodermos
de Crocodilomorfos do Sítio Paleontológico de Peirópolis (Bacia Bauru, Cretáceo
Superior)”, Anuário do Instituto de
Geociências - UFRJISSN 0101-9759, Vol. 29 - 2 / 2006 p. 44-53
[3]http://elguardiandeloscristales.com/wordpress/cocodrilos-osteodermos/
[4] LUIS ALONSO SANTIAGO et
al. (2009), “Nuevo género de Crododylia del Eoceno Medio de la Península
Ibérica (Zamora, España): Duerosuchus
piscator, nov. gen., nov. sp.”,
Studia Geologica Salmanticensia, 45(2). PP.149-173.
MARTÍN DE JESÚS, S.
et al. (1987) “Los Crocodylia del Eoceno y Oligoceno de la Cuenca del Duero.
Dientes y osteodermos”, Revista española de Paleontología, 2, 95-108.
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