jueves, 5 de junio de 2014

Trozo de tronco fósil del Eoceno


Vista general del fragmento de tronco fósil. Longitud superior a los 40 centímetros. Diámetro máximo que ronda los 25 centímetros, teniendo una circunferencia del orden de 68 centímetros


Tronco que presenta una sección transversal elíptica, posiblemente debida a la compactación del sedimento. No se ha conservado la estructura interna
 

Vista de la “otra cara” del tronco fósil. En posición central se observan restos de huellas fósiles generadas por animales comedores de madera. La roca, arenisca calcárea, posee una coloración gris azulada que se torna marrón por oxidación.
 
Detalle de huellas fósiles asignables al icnogénero Teredolites

Pequeñas huellas fósiles de moluscos bivalvos comedores de madera. Parece tratarse de una icnoespecie diferente a la anterior
 
Jaume Mas Moiset ha donado al Museo un trozo de tronco fósil del Eoceno que recolectó en un estrato que se generó de un ambiente marino profundo, en un canal turbidítico de la Formación San Vicente.
Hace más de 40 millones de Años buena parte de Sobrarbe estaba bajo el mar. En la zona de Aínsa y Boltaña el mar era profundo y hasta allí llegaba material detrítico procedente del continente, desde el sur. Las grandes tormentas provocaban importantes crecidas en los ríos que eran capaces de transportar inmensas cantidades de grava, arena y lodo que podían llegar hasta zonas marinas profundas a través de los canales que había bajo el mar. Ello explica que encontremos restos de madera y hojas en depósitos marinos generados a varios cientos de metros de profundidad.