sábado, 28 de febrero de 2009

Icnogénero Teredolites



Tederolites longissimus

Estos tubos calcáreos fueron hallados en estratos generados en ambientes marinos y de transición del Eoceno de Sobrarbe, y son perfectamente asignables a Teredolites longissimus puesto que obedecen a todas sus características: poseen bioglifos, pseudeocallos, codos y el patrón de crecimiento y aspecto general coinciden con otros individuos de esta icnoespecie descritos en revistas científicas. Estas huellas fósiles fueron realizadas por bivalvos que se alimentaban comiendo madera. El bivalvo vivió dentro del tubo; le sirvió como refugio.

viernes, 27 de febrero de 2009

Visitas especiales en febrero

El pasado día 14, estuvieron tres doctores en paleontología: José Ignacio Canudo, Gloria Cuenca y Ainara Badiola, del equipo de investigación Aragosaurus de la Universidad de Zaragoza (http://www.aragosaurus.com/). Este grupo trabaja en proyectos de paleontología de vertebrados, como es el caso de los osos de Tella. Además de visitar el museo, pudieron ver in situ varios yacimientos de vertebrados fósiles. Quieren abrir una línea de investigación referente a los vertebrados del Eoceno de Sobrarbe. La Dra. Ainara Badiola es especialista en mamíferos fósiles de esta edad.

También vinieron, en dos días distintos, representantes del Museo de Molina de Aragón, del Parque Natural del Alto Tajo, de la Universidad de Murcia, de la Sociedad Geológica de España y del Instituto Geológico y Minero. Todos ellos se desplazaron a esta comarca para saber cómo funciona el Geoparque de Sobrarbe. De paso, se acercaron a Lamata para ver el museo de los fósiles.

Ayer estuvo José María Escalona, director del museo de Bielsa.

martes, 24 de febrero de 2009

Serpulido

Rotularia Defrance, 1827
Rotularia spirulaea (Lamarck)

Es uno de los anélidos más frecuentes y característicos de los sedimentos marinos del Eoceno

Tubo enrollado en espiral, aplanada por un lado y ligeramente convexa por el otro. Presenta una especie de carena, es decir, una parte afilada en la unión de los dos lados que forman la espiral. Líneas de crecimiento onduladas.

La última parte del tubo es difícil encontrarla con el resto del fósil puesto que está desenrollada y de ahí que sea frágil y se suela romper, quedando separada.

Diámetro que oscila entre uno y dos centímetros.

Vivió de forma libre, en un ambiente marino poco profundo.

jueves, 19 de febrero de 2009

Coral colonial



Coral colonial en forma de cúpula, plocoide, con coralitos separados por disepimentos. Poliperitos de buen tamaño, de cáliz cónico, normalmente inferiores al centímetro de diámetro.
Ejemplar hallado en facies coralinas del Eoceno de Sobrarbe.


jueves, 12 de febrero de 2009

Braquiópodo


Thecidea? Defrance, 1822

Valva dorsal o braquial muy pequeña, de contorno subcircular, con 4,6 milímetros de anchura. Externamente está un poco erosionada y es ligeramente convexa. Internamente se halla bien conservada, con presencia de estructuras que sirvieron para sujetar las partes blandas del organismo; aquí estuvo fijado el lofóforo. La prominencia posterior sirvió para articular las valvas. La comisura anterior es rectimarginada. Este braquiópodo vivió en el Eoceno y estuvo asociado a facies coralinas.

lunes, 9 de febrero de 2009

La mandíbula del "cocodrilo de Lamata"


En el Eoceno, en lo que ahora es Sobrarbe meridional, había un mar somero de aguas limpias y cálidas. En él los animales más temibles eran los cocodrilos, algunos de los cuales medían más de cuatro metros de longitud. Vivían tranquilos puesto que no había ningún otro animal que pusiera en peligro su existencia. Se ganaban la vida cazando peces y otro tipo de animales. Uno de estos individuos, que ya estaba algo viejo, murió. El destino quiso que su cuerpo estuviera un tiempo a la intemperie. Las arenas llegadas en un episodio tormentoso provocaron su enterramiento y sus huesos quedaron bajo tierra, y dispersos en una superficie relativamente reducida.

Más de 40 millones de años después, tras haber pasado estos restos por multitud de vicisitudes que entre otras cosas provocaron su fosilización, de nuevo los huesos veían la luz. Ahora estaban convertidos en piedra y a varios cientos de metros sobre el nivel del mar. El agua y el sol se encargaron de hacer desaparecer una buena parte de lo conservado. Algunos huesos quizás aún permanezcan enterrados. La pieza más destacada encontrada en superficie, hace unos cuantos años, fue la mandíbula. Se trata de la mandíbula más completa de cocodrilo marino localizada hasta el presente en el Eoceno de España. Quizás esta afirmación sea extensible a Europa, pero este último extremo no me atrevo a asegurarlo.

La mandíbula supera los 70 centímetros de longitud. Es larga y estrecha. En su región anterior presenta bordes sinuosos y casi paralelos; se observa la alternancia de protuberancias asociadas a los dientes y constricciones que las separan. A partir de los 9 os. d.ma. (novenos dientes mandibulares), la mandíbula se ensancha rápidamente hacia atrás, y a partir de los 12 os. dma. se bifurca y forma dos curvas convexas poco marcadas, convergiendo levemente en la región articular.

El lado derecho albergaba 17 dientes, y el izquierdo presuntamente 16. En la región anterior destacaban por su tamaño los 4 os. dma. Dentro de la mandíbula sólo quedaron las raíces del 4º dma. izquierdo y las de los dientes situados en la zona de ensanchamiento y comienzo de la bifurcación. La superficie inferior de la mandíbula se caracteriza por ser bastante rugosa.

Esta mandíbula y otros huesos del mismo animal se pueden ver en el museo.

sábado, 7 de febrero de 2009

El antes y el después (II)


En esta segunda entrega se muestran los cambios en la sala principal del museo, a la cual se accede directamente desde la calle. En la foto primera se ve el estado primitivo. El arco de la bóveda, la entrada a la bodega grande, se hallaba bastante deteriorado y sobre él crecía una higuera. Llama la atención un pequeño ventanico realizado en yeso; por él, antiguamente, vertían las brisas de la uva desde el lagar (trujar) a la prensa; de esta manera se obtenía el mosto. No se pudo conservar porque justo allí iba un pilar de la estructura de la nueva edificación.

En la segunda foto se ve el estado actual. El arco de la bóveda fue reconstruido de forma rústica y con piedra idéntica a la de la bóveda, es decir, con toba calcárea, conocida en la zona como tosca. El lagar, que estaba lleno de escombros, fue limpiado; se hicieron muros nuevos y tejado, con material diferente al original; es por ello que se aprecia claramente lo que había con anterioridad y lo que ha sido añadido.

martes, 3 de febrero de 2009

El antes y el después (I)


Hoy comienza la primera de una serie de entregas en las que se pretende mostrar cómo estaba el solar en el que se ha construido el museo, qué es lo que quedaba de la primitiva casa Román, y también el estado actual del edificio.

En la foto primera se observan los restos previos existentes, vistos desde el exterior. Se aprecia la boca norte de la bodega grande que se ve en la sombra; la terminación de esta bóveda se hallaba algo deteriorada e incompleta. Sobre la bóveda había más de medio metro de escombros recubiertos de vegetación. El lagar se hallaba colmatado de escombros. Se observa bien la pila de aceite que estuvo en el centro de la casa, en una pequeña estancia abovedada.

En la foto segunda se aprecia el estado actual, una obra moderna que interiormente ha respetado lo que había previamente. La pila de aceite ha sido colocada en un lugar preferente, siendo muy visible. Las dos fachadas principales muestran sus huecos enmarcados con piedra arenisca de cantería. Sobresale la gran puerta de entrada, dovelada y biselada. Sobre esta puerta se halla el logotipo del museo.