martes, 3 de abril de 2018

OSTEODERMOS DE COCODRILO EN SOBRARBE

Artículo publicado en la revista TRESEROLS, nº15, noviembre de 2017


Introducción

El orden Crocodilia engloba a grandes reptiles, pertenecientes a las familias Crocodylidae (cocodrilos), Alligatoridae (aligátores, caimanes), Gavialidae (gaviales) y a un gran número de taxones fósiles. A nivel popular suele usarse el término “cocodrilo” para denominar a cualquier miembro de dichas familias. El grupo de los “cocodrilos” es antiguo, con más de 200 millones de años de historia. Hay cientos de formas fósiles que son el resultado de la adaptación al medio en el transcurso del tiempo. Vivieron y viven en aguas dulces y saladas de zonas tropicales y subtropicales.
En Sobrarbe hay restos fósiles de cocodrilos que vivieron hace más de cuarenta millones de años, en el Eoceno, más concretamente en el Luteciense. Hubo al menos cinco géneros diferentes, entre ellos “Lamatasuchus”, Pristichampsus y Diplocynodon. Sabemos de su existencia, principalmente, por los dientes fósiles y los restos mandibulares encontrados[1].
Los osteodermos son placas óseas de origen dérmico, ubicadas sobre la epidermis y cubiertas por una capa de queratina (escamas córneas)[2]. Estas osificaciones no forman parte del esqueleto. Varios tipos de animales tuvieron, y tienen, osteodermos, como algunos mamíferos y, sobretodo, reptiles, entre ellos los arcosaurios.
En los cocodrilos la función prioritaria que desempeñan los osteodermos es la captación de calor, actuando como si fueran celdas solares, estando bien vascularizados, calentándose la sangre al pasar por estas estructuras óseas, distribuyendo el calor por todo el cuerpo, incrementando la actividad del animal. Otra función importante de los osteodermos es la protección del cocodrilo ante ataques de otros animales, puesto que ocupan su zona dorsal. Los osteodermos están en contacto unos con otros, formando una fuerte armadura protectora.
En la actualidad algunas especies, como los cocodrilos de agua salada, no presentan osteodermos en la zona ventral y los laterales, lo que mejora su flexibilidad y el nado, a cambio de una pérdida de protección. La presencia de osteodermos es importante en los caimanes y aligátores chinos, sobre todo en los ejemplares adultos[3].

Material estudiado y entorno geológico
Se han estudiado dos osteodermos que fueron hallados en el sector meridional y oriental de la Cuenca eocena de Aínsa, englobada en la Cuenca de Graus-Tremp, que forma parte de la Cuenca Surpirenaica Central, alineada paralela al Pirineo.

La Cuenca de Aínsa adquirió cierta autonomía y aislamiento gracias a la actividad tectónica y la formación de los anticlinales de Boltaña y Mediano, orientados N-S. En ella es posible reconocer una enorme diversidad de ambientes sedimentarios, desde deltaicos al sur (Formación Sobrarbe) hasta marinos profundos en la zona de Aínsa-Boltaña (Formación San Vicente). En el transcurso de varios millones de años dicha cuenca se fue rellenando, actuando simultáneamente tectónica y sedimentación.

Los dos osteodermos fueron recolectados en la Formación Sobrarbe, en dos yacimientos: S3 y L8.

Los dos osteodermos estudiados, muy diferentes en tamaño. Vista dorsal

El yacimiento S3 se ubica al oeste de Samitier, término municipal de La Fueva. Se trata de un estrato de arenisca gris azulada, de varios metros de espesor. La arenisca es de grano medio y grueso, habiendo localmente cantos rodados de un diámetro superior al centímetro. En superficie, la roca puede estar alterada y transformada en arena, pero en profundidad se presenta con una gran dureza y buena cementación. Hay algunos niveles, de espesor variable, que son ricos en materia orgánica, observándose pequeños lentejones de carbón. A techo de este estrato se hallan unas margas gris-azuladas.

En este estrato hay pequeños fósiles de gasterópodos y bivalvos, siendo frecuentes los ostréidos. Localmente hay moldes internos de bivalvos de mayor tamaño, de varios centímetros de longitud. Los fósiles de invertebrados son abundantes, dispersos en una zona de unos 400 metros cuadrados de superficie. El osteodermo fue localizado a un metro de una mandíbula de cocodrilo longirrostro de gran tamaño.

El yacimiento L8 se emplaza al norte de La Pardina, término municipal de Aínsa-Sobrarbe. Margas gris azuladas de espesor métrico. Presencia en superficie de fragmentos de placa del caparazón de tortuga, e invertebrados, principalmente gasterópodos del género Potamides y afines.

Osteodermo del yacimiento S3

Es de gran tamaño y grosor, alcanzando 59,6 mm la dimensión máxima en diagonal. Grosor máximo de 13,3 mm, asociado con la cresta. Contorno trapezoidal. Superficie dorsal convexa, con ornamentación alveolar. Alveolos de distribución irregular y tamaño variable, habiendo grandes diferencias entre ellos. Cresta medial que recorre longitudinalmente parte de la superficie dorsal.

La superficie ventral es cóncava, lisa y con finos orificios asociados a algunos alveolos de la superficie dorsal.

Osteodermo del yacimiento S3. Vistas dorsal (A), ventral (B) y en sección axial (C)

 

Osteodermo del yacimiento L8

Es de menor tamaño que el anterior, teniendo 30,5 mm la dimensión máxima en diagonal. Grosor elevado, alcanzando un máximo de casi 10 mm, asociado con la cresta. Contorno de rectangular a trapezoidal. Superficie dorsal marcadamente convexa, con ornamentación alveolar. Alveolos grandes y abundantes, siendo su contorno circular o elíptico. Cresta medial muy desarrollada, recorriendo longitudinalmente la superficie dorsal. Superficie ventral cóncava, lisa y con cinco finos orificios bien marcados y de distribución irregular.

Osteodermo del yacimiento L8. Vistas dorsal (A), ventral (B) y lateral (C)

Deducciones
En la Cuenca eocena del Duero se describieron cuatro morfotipos de osteodermos, con una distribución relacionada con los dientes de diversos géneros de cocodrilo, deduciéndose una correlación tal que permitía asignar dichos morfotipos con los géneros de cocodrilo descritos en la zona[4].

En la Cuenca de Aínsa los registros de osteodermos son de momento mucho más escasos. El osteodermo del yacimiento S3 hay que ponerlo en relación con “Lamatasuchus”, un cocodrilo longirrostro de gran tamaño, ausente en la Cuenca del Duero. El osteodermo del yacimiento L8 podría corresponder al género Asiatosuchus sp., aunque con reservas.
 


[1] CARDIEL LALUEZA, J (2012), “Vertebrados fósiles de Sobrarbe”. Revista de l´Institut Català de Mineralogia, Gemologia i Paleontologia, época V, nº 34/35 (2012), pp. 51-54.
[2] THIAGO DA SILVA MARINHO et al. (2006), “Morfologia de Osteodermos de Crocodilomorfos do Sítio Paleontológico de Peirópolis (Bacia Bauru, Cretáceo Superior)”,  Anuário do Instituto de Geociências - UFRJISSN 0101-9759, Vol. 29 - 2 / 2006   p. 44-53
[3]http://elguardiandeloscristales.com/wordpress/cocodrilos-osteodermos/
[4] LUIS ALONSO SANTIAGO et al. (2009), “Nuevo género de Crododylia del Eoceno Medio de la Península Ibérica (Zamora, España): Duerosuchus piscator, nov. gen.,  nov. sp.”, Studia Geologica Salmanticensia, 45(2). PP.149-173.
MARTÍN DE JESÚS, S. et al. (1987) “Los Crocodylia del Eoceno y Oligoceno de la Cuenca del Duero. Dientes y osteodermos”, Revista española de Paleontología, 2, 95-108.
 

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